"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Opinión
En la buena dirección
Estadísticas
Por José Manuel González Huesa, director de “cermi.es semanal” y director general de Servimedia
01/07/2013
La palabra estadística (según la RAE que este año cumple su 300 aniversario), significa: “Censo o recuento de la población, de los recursos naturales e industriales, del tráfico o de cualquier otra manifestación de un Estado, provincia, pueblo, clase, etc. O estudio de los hechos morales o físicos que se prestan a numeración o recuento y a comparación de las cifras a ellos referentes. O ciencia que utiliza conjuntos de datos numéricos para obtener inferencias basadas en el cálculo de probabilidades”.
La estadística es todo esto y mucho más porque al final sirve para conocer mejor la evolución de las tendencias o para analizar estados que nunca antes se habían estudiado con detenimiento.
Esta puede ser una de las conclusiones del trabajo del Instituto Nacional de Estadística sobre los salarios de las personas con discapacidad. Como dice el CERMI, esta iniciativa estadística promovida por el INE (con la colaboración de distintas instancias públicas y cívicas, como la Fundación ONCE y el propio CERMI) permite “conocer con más precisión la realidad socio-laboral de las personas con discapacidad".
El titular está claro: el salario medio anual bruto de los trabajadores por cuenta ajena con discapacidad es un 10% inferior al del resto de asalariados. En concreto, el salario de los empleados con discapacidad ascendía a 20.553,3 euros anuales en el año 2010 (fecha analizada en el estudio), lo que representa diez puntos menos que la media de las personas sin discapacidad.
Las diferencias son mayores en el caso de los hombres con discapacidad, que tienen un salario inferior en un 16,8% respecto al resto, mientras que entre las mujeres la distancia es del 2%.
A este dato negativo sobre el agravio salarial se añade la bajísima tasa de actividad y el alto índice de desempleo, un situación que convierte a las personas con discapacidad en un sector excluido en el mercado de trabajo y las personas que acceden al empleo lo hacen en peores condiciones que el resto de población.
Esta brecha hace que la situación de desigualdad y discriminación asociada a discapacidad se extienda a todos los ámbitos del mercado de trabajo.
La buena noticia es que los datos del INE muestran que la brecha salarial entre hombres y mujeres dentro de este colectivo es menos de la mitad que la registrada entre el resto de asalariados. La diferencia por género en el salario medio de las personas con discapacidad es del 9,1%, mientras que en el conjunto de ocupados por cuenta ajena es del 22,9%. Un elemento diferenciador de cohesión y mayor equiparación. La brecha salarial entre mujeres y varones es menor, se produce una mayor igualdad por razón de género.
En términos netos, si se descuentan las deducciones fiscales y las cotizaciones a la Seguridad Social a cargo del trabajador, las diferencias salariales entre los asalariados con y sin discapacidad se sitúan en el 5,1%.
Y la formación sigue siendo un grado. Los asalariados con discapacidad que tienen estudios universitarios percibieron en 2010 un salario anual bruto superior en un 4,1% al de los titulados universitarios sin discapacidad.
Mientras que en puestos de ocupación medios (empleados, artesanos y trabajadores cualificados) los asalariados con discapacidad superaron el salario del resto de los trabajadores por cuenta ajena en un 2,8%.
Y en puestos de ocupación altos (directores, gerentes, técnicos y profesionales científicos, técnicos intelectuales y de apoyo) ambos colectivos equipararon sus salarios.
Un avance que habrá que analizar en próximos estudios del INE. La estadística también permite comprobar la evolución de la igualdad.